Reflexiones para tí.

Dos en uno II

Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Mateo 19:6.

En el plan de Dios, no hay lugar para el famoso “touch and go” [toco y me voy] tan moderno, de relaciones casuales, efímeras, que tan solo duran una noche o que tienen como fin último el “divertirse” con otro ser humano -o a costa de otro ser humano-, usándolo solamente como un objeto de placer.

A tal punto llega la unidad que debe procurar la pareja cristiana que Jesús nos dice, en el texto bíblico de hoy, profundizando en el sentido del texto original del Génesis, que ser “una sola carne” implica no solo la unión sexual física, sino que a partir de ahora “no son ya más dos”. Y esta unión formada por Dios es tan sagrada que, aun cuando hay casos excepcionales legítimos, debería ser indisoluble: “lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Como dijimos ya, la cuestión no es “probar suerte” con una pareja, sino “echar nuestra suerte” con ella; es decir, apostar a esa relación, con todo el compromiso y los riesgos que pueda implicar.

Sin embargo, es parte de tu inteligencia asegurarte, con la dirección de Dios, hasta donde puedas, que las probabilidades de que ocurran algunos de estos riesgos se reduzcan al mínimo. Por eso, es vital la etapa del noviazgo, que es un período de conocimiento previo al matrimonio, en el que deberás aprender a conocer amorosamente pero también inteligentemente a tu pareja, para decidir si realmente es la persona que merece que te juegues por ella y eches tu suerte con ella (y que ella pueda comprobar lo mismo con respecto a ti). Entonces, debe ser una persona con la cual realmente desees “unir” o “fusionar” tu vida.

¿Tiene tu novio o tu novia actual tales características religiosas, espirituales, morales, psicológicas y físicas que hacen que realmente puedas ser “uno” con él o ella para formar un hogar cristiano? Dios puede y quiere dirigirte en esto. Busca su conducción a través de la oración, de su Palabra, de un inteligente sentido común, y del sabio consejo de los que te conocen y te quieren bien. Si esta conducción te muestra que hay luz en la elección que haces, entonces disfruta de la hermosa experiencia del amor con tu pareja.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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